La Fundación anuncia la intervención en la capilla del monumento de la catedral de Palencia para resolver un problema de humedades que modificará la configuración de la fachada posterior.
Los expertos han concluido que hay que conservar tanto el continente como el contenido de las catedrales, en su integridad.
Los ayuntamientos con Catedrales deben cambiar radicalmente sus modos de actuación y entender que el turismo en estas ciudades no solo debe promocionarse sino también gestionarse en función de las mismas.
Más de 200 personas han seguido las sesiones, en las que han participado una veintena de especialistas de primer orden nacional e internacional
Bajo el título “La Europa de las Catedrales. Conservación y gestión’, la Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León ha promovido este encuentro de primer orden, en el que han participado una veintena de ponentes y han asistido más de 200 personas, que ha servido para aclarar aspectos relacionados con la gestión y conservación de las catedrales, tanto del continente como el contenido, así como sobre el equilibrio entre el servicio turístico que estas pueden prestar y el religioso.
La Fundación del Patrimonio Histórico anunció su proyecto de intervención en la capilla del monumento de la catedral de Palencia para resolver un problema de humedades en esa zona, que obligará además a un cambio en la configuración de la fachada posterior de la catedral.
En la sesión de clausura, el vicepresidente de la Fundación del Patrimonio Histórico ha avanzado algunas de las conclusiones que se extraen de este encuentro científico:
La Catedral es el monumento por excelencia de las ciudades occidentales, y como tal representa fielmente su historia y su presente.
Las Catedrales y los barrios históricos en los que se ubican constituyen los hitos de referencia de las ciudades culturales y turísticas.
La conservación de las Catedrales debe ser una labor “per se”, dados sus grandes valores religiosos y culturales.
De la implantación y aplicación de los Planes Directores surgidos del Plan Nacional y de los Planes Regionales de Catedrales se ha derivado el convencimiento de que la clave para la conservación del Patrimonio la constituye la existencia y aplicación de un Plan permanente de mantenimiento de los edificios.
No debe olvidarse en ningún caso que las catedrales son templos cristianos con una funcionalidad constante desde su origen hasta el presente y que todas las actuaciones en las mismas han de tender a garantizar su continuidad en el futuro. Asimismo todas las intervenciones deben buscar la protección integral de la identidad y la autenticidad de estos tesoros tan importantes por sus contenedores como por sus contenidos. De igual manera los cabildos catedralicios y las administraciones deben trabajar cuanto sea preciso para encontrar las fórmulas que garanticen la conservación de estos Bienes de Interés Cultural y su adecuación a las transformaciones de la liturgia.
Las Catedrales son entes generadores de gran riqueza social y cultural.
Los cabildos catedralicios deben intentar aprovechar los potenciales sociales de las catedrales con capacidad de innovación.
Los municipios con Catedrales deben intensificar la colaboración con los cabildos de las mismas para propiciar y generar espacios urbanos orientados a la exaltación y desarrollo de sus valores.
Los ayuntamientos con Catedrales deben cambiar radicalmente sus modos de actuación y entender que el turismo en estas ciudades no solo debe promocionarse sino también gestionarse en función de las mismas.
Dada la limitación de presupuestos de las administraciones central y autonómicas es plenamente legítimo incentivar la financiación parcial o completa por parte de los cabildos de las catedrales, tanto para avalar la conservación de sus instalaciones y bienes como para apoyar otros programas culturales y sociales de la Iglesia.
Los modelos de gestión de las catedrales, en cuanto a sus actividades culturales y a la regulación de las turísticas, deben inspirarse en la organización de los sistemas empresariales y en este sentido deben crear estrategias similares de actuación, siempre supeditadas a la conservación íntegra de los valores religiosos.
La gestión cultural y turística de las Catedrales debe tender a su profesionalización por especialistas en este campo.